PEPE CÁNOVAS

A mi hermano Alejandro                    

Me siento Dios

cuando tus penas

calmo                       

y hago brotar       

el milagro de       

tu risa.              

     


A  Alejandro,  deseando que no sea verdad  

Cuando duermo

siento el miedo

de tus sueños

y más,

tu despertar

a una vida

que se acaba

(Y encima) soportando

huecas

voces de esperanzas

que te hieren

y te amargan

ya no es sólo

morir,

es el dolor que aflora,

compañero cruel

de un fin inevitable,

que te acosa.

Ya cansado, viejo y solo

necesito crear

un mundo nuevo

con el impulso de la nada

abierto a una esperanza

en que no creo.


Pensamientos

¡Estoy ya

tan lejos!

Que aunque

oigo tus pisadas

no podrás

alcanzarme.

Medida del amor

así

tu ausencia

no me inquieta.


Me siento

perdido

en esta

cordura

que me

enloquece.


 

 

Colección Libros del Luthier, 2012