SALVADOR CARRASCOSA FUSTER

 

 

CUENTO SOBRE UNA PERSONA

QUE ERA MUY OLVIDADIZA

 

Se levanta. Se viste. Más o menos, serán las siete y media de la mañana. Ni siquiera se para a desayunar, ni a hacer la cama, ni se lava la cara. Ni siquiera va al baño, ni para mear, como hace todo el mundo. Sólo se viste.

Sale de casa, la misma casa en la que está viviendo desde que le dieron su primer y último ascenso. De eso hará... más o menos... no sabe, no se acuerda.

Llega a la escuela y entra a clase. Se extraña muchísimo, porque resulta que no se oye ni el zumbido de una mosca. Todos los alumnos están callados. Entonces aprovecha, y antes de que se pongan a hablar, comienza a dar la lección.

Pero no puede.

Lo vuelve a intentar.

Pero no puede.

Y lo intenta una última vez, por eso de que a la tercera va la vencida.

Pero sigue sin poder. ¿Qué pasa? ¡No puede hablar! ¿Y eso por qué?

Se pone a pensar en lo que le está pasando, ya que es una cosa bastante extraña intentar hablar y no poder.

Pero ni puede pensar.

¿Esto que es? ¿Que diablos le está pasando?

 

Y entonces se da cuenta.

Ni más, ni menos.

Resulta que no tiene cabeza.

Se la ha olvidado en casa.

Y claro, sin cabeza, se muere.